Sin pensar te escribí,
escribí por cada día una carta.
Un noviembre sin hojas, sin canción,
hoy perdí la llave de este corazón de hojalata.
Una luz se encendió,
quisiste entrar, pero la puerta se cerró.
Sin pensar te escribí,
escribí varias novelas que llegaban a ser
primaveras esos inviernos de este triste dramaturgo.
Sin pensar camine,
camine tanto que ya no lloré,
ya no te quise, ya no te amé,
ya no te escribo cada día ni una sola palabra.
De repente, desperté…
V. M. G. N.