¡Reencuéntrate!

La vida se nos ha vuelto pesada, como un saco repleto de pruebas, llantos contenidos, aprendizaje bruto, esporádicas situaciones. Amistades que se solidifican y amistades que se volatizan, un amor que quizá se queda sin importar que el saco se este rompiendo. No se trata de que el mundo se ponga en tu lugar. Ni que sufran para reconocer que hace falta mucho por creer, crecer y luchar.

No hace falta que se imaginen tu miseria, que te tengan lastima y que por el hecho de verte hundido, sean condescendientes. No hacen falta regalos, porque al final de la cuenta, aquellos vienen con recibos de cobro, con tarjetas de hipocresía, entintadas de burla. ¡Basta de estupideces! Se tiene claro lo que uno merece, en lo que estamos valuados, lo que nos hace ser y que nos hace tener criterio. Lo que nos define el raciocinio, lo que nos permite decidir, cambiar o a quedarse como uno esta. Porque te acomoda el tiempo, el clima es templado, el ambiente es ameno. Te sientes tan acomodado en tu zona de confort que no buscas la superación.


¡Supérate!

Hablo de superación emocional, espiritual e intelectual, no ese humo que te venden como títulos, logros y demás. Hablo de aquello que te hace descubrir lo que en verdad quieres. El propósito de tu vida, despertar por las mañanas y sentirte responsable de una misión; una visión que va mas allá de ganar tesoros. Me refiero a la importancia de explorar tu lado mas «débil» (lo pongo entre comillas porque así lo llamas). Un lado oculto que te da miedo, aquel personaje que escondiste porque en tu familia no lo veían correcto. Aquel que se escondía en los recreos de la escuela a cantar o a escribir, aislado e incomprendido. Aquel futbolista, aquel pintor, todo aquello que te hacia creer que ser adulto seria la mejor etapa.

Me refiero a aquello que dejaste ser y que ahora en tu reencuentro por la vida, se te esta siendo pesada. Porque la has llenado de basura, basura que debes de tirar, la mente que debes de vaciar para meter aquello que en verdad eres. De niño ¿querías ser como eres ahora?, si es así me da mucho gusto saber que por fin te encontraste. Y si no es así, ¿Qué esperamos para cumplir nuestros verdaderos sueños?. No aquellos que el mundo nos impuso, sino aquellos que nos hace ser libres, creativos y saber amar.

Valoremos cada segundo de nuestro respiro, cada aptitud, cada talento que nos hace ser únicos. Porque aunque el tiempo es relativo y también al final se acaba, tu mente lo hace diminuto cuando te amas, tal y como eres.

Niño cantando

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *