Esperanza

En una esquina sucia y fría,
un solitario personaje vivía,
con un extraño semblante,
en aquella ciudad sombría.

El tiempo lo sabia todo,
su pasado salpicado de lodo,
la historia del misterioso hombre,
que nadie sabe ni su nombre.

Se alimentaba solo de migajas,
que algunos paseando dejaban,
más sus ojos con amor miraban,
a esa niña que siempre le sonreía.

Ojos grandes y claros,
que entregaban el alma,
con cada detalle al hombre,
que nadie sabe ni su nombre.

Esperanza con ternura meditaba,
que su vida algún día cambiaría,
para ese ser que tanto ella quería,
un mejor destino le esperaba.

Su tesoro más preciado fue compartir,
un sentimiento de nobleza y amistad,
a un corazón vació y en soledad,
lo ha llenado de plena felicidad,
hasta ver con tristeza su partir.

V. M. G. N.






Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *