Cuando mi vida se tornaba aburrida
y el café de la tarde no tenía sabor,
cuando notaba que se abría la herida,
de aquel amor que me dejo dolor.
Cuando el corazón mío no tenía calor,
cuando el pensamiento me engañaba,
cuando me decía no tener valor,
cuando el miedo me azotaba.
Un destello titilante apareció,
en la penumbra de mi agonía,
fue su mirada dulce que aclaró,
toda mi alma de alegría.
Un sin fin de sonrisas provocó,
esas que estaban escondidas,
ella mi tristeza atrapó,
con sus manos embellecidas.
V. M. G. N.